Exposición “Coronica de l’expulsio dels moriscos” Castillo de Dénia

400 años de una terrible decisión de la
 Expulsión de los moriscos desde Dénia
En el interior de esta torre se encuentra la
exposición 

Con ocasión del centenario de La expulsión de los moriscos, decretada por Felipe III en 1609, que tuvo un impacto significativo en Dénia (Valencia) hay montada una exposición en el castillo de Dénia. En el interior del castillo, una exposición explica la Expulsión de los Moriscos de España, mostrando algunas piezas interesantes como armaduras prestadas por Museo Arqueológico de la Ciudad de Dénia, que fueron utilizadas en esa época y que   pertenecía a familias de la nobleza española, a prueba de disparos de arcabuces. 

Morrión del siglo XVI fabricado en acero y
grabado al aguafuerte 

Guardapits de acero del siglo XVI

Alabarda de acero del siglo XVII, un arma en uso
durante la Expulsión de los moriscos 

Morrión de acero del siglo XVI

Espadas de acero del siglo XVII

El puerto de Dénia fue utilizado para el embarque de muchos de los expulsados moriscos valencianos, con una estimación de entre 32.000 y 35.000 personas saliendo de allí. El puerto de Dénia tiene el dudoso honor de ser el puerto que más moriscos embarcó del Reino de Valencia. Aunque Dénia perdió gran parte de su población morisca, las consecuencias económicas no fueron tan graves como en otras áreas debido a factores como la ausencia de morerías en la ciudad, el auge comercial que experimentaba el puerto, las indemnizaciones recibidas por la expulsión y una economía menos dependiente de la mano de obra morisca.

Vista del Puerto de Dénia desde el castillo

La expulsión de los moriscos de la Monarquía Hispánica fue ordenada por el rey Felipe III y llevada a cabo de forma escalonada entre 1609 y 1613. Los primeros moriscos expulsados fueron los del Reino de Valencia (el decreto se hizo público el 22 de septiembre de 1609), a los que siguieron los de Andalucía (10 de enero de 1610), Extremadura y las dos Castillas (10 de julio de 1610), en la Corona de Castilla, y los de la Corona de Aragón (29 de mayo de 1610) . Los últimos expulsados fueron los del Reino de Murcia, primero los de origen granadino (8 de octubre de 1610), y más tarde los del valle de Ricote y el resto de moriscos antiguos (octubre de 1613). En total fueron expulsadas unas 300 000 personas, la mayoría de ellas de los reinos de Valencia y de Aragón que fueron los más afectados, ya que perdieron un tercio y un sexto de su población, respectivamente.

Retrato de Felipe III de Habsburgo que
bajo su reinado se ordenó la expulsión 
de los moriscos del reino de España 

Algunos moriscos intentaron resistirse a la expulsión y se refugiaron en las montañas, pero fueron perseguidos y capturados, con Dénia sirviendo como base de operaciones para esta persecución.

“Crónica de los Moros de España”, escrita
por el fraile Jaime Bleda

Sobre el proceso de expulsión de los moriscos, así como sobre las razones que lo motivan y justifican, hay innumerables referencias como la “Década Primera de la Historia de la Insigne y Coronada Ciudad y Reino de Valencia”, de Gaspar Escolano, cronista real, de estimable brevedad y claridad expositiva. La obra vio la luz en Valencia, en el taller de Pedro Patricio Mey, en los años 1610 y 1611. Plena de la historiografía del Reino, abarca desde los pobladores anteriores al diluvio hasta la expulsión de los moriscos. Escolano describe espléndidamente la rebelión de Laguar.

Escudo del Duque de Lerma y Marqués de Dénia

Esta muestra toma como guía y referencia la obra “Crónica de los Moros de España”, escrita por el fraile Jaime Bleda, predicador general de la Orden de Predicadores. Publicada en Valencia en 1618, fue dedicada a su mecenas, el duque de Lerma, entonces ya investido con el capelo cardenalicio: don Francisco Gómez de Sandoval y Rojas (1553–1625), duque de Lerma y V marqués de Dénia, favorito del rey.


Con insistente tono justificativo de la inexorable expulsión, Jaime Bleda, como antes Matute de Peñafiel, glorifica al Duque. No buscará en Jesucristo sus orígenes, pero lo presentará como la culminación de la estirpe de los Borja. Vincula la nave espiritual del cardenal de Lerma con la interpretación de una profecía de un santo dominico, San Vicente Ferrer, que sentenció siglo y medio antes que el nuevo año traería un gran bramido del buey. En un juego simbólico, como reiteran los grabados de la muestra, el buey de los Borja, que ya no pasta sino que resopla y brama, es vestido con la banda y el emblema de los Sandoval.

Según escribió Luis Cabrera de Córdoba, en su obra “Relaciones de las cosas sucedidas en la corte de España desde 1599 hasta 1614” publicada en Madrid en 1857:

De Madrid á 21 de Noviembre 1609.

Habiendo hecho las galeras y otros navíos dos viajes á Berbería, en que hatian Corado mas de 50.000 moríscos, de los que quedaban se subieron los de algunos lugares á los montes, donde les parecía podían defenderse, para que no los embarcasen; porque habían tenido aviso de lo mal que habían sido tratados algunos de los que habían pasado, robando y matando muchos alarbes, aunque otros habían pasado la tierra adentro con escolta de moros, pero los que no quisieron pagarla, cayeron en manos de quien les tomó lo que llevaban, y les maltrataron las personas, y otros perecían en la costa, de hambre y falta de mantenimiento. Por lo cual convino sacar la mayor parte de las compañías que habían venído en las galeras, para ir con ellas don Agustín Mejía á remediar el levantamiento, no fuese creciendo en mas mmero, sí bien dicen eran mas de 12.000 moríscos; y por otra parte fue el maestre de campo, don Sancho de Luna, con 300 soldados, para estorbar no se juntasen con los demas ciertos monicos de la Val de Alaguar; los cuales le quisieron resistír disparándole algunos arcabuces, pero cerrando con ellos les hizo volver las espaldas y mató algunos hombres y mugers, y tomó los bagajes y cabalgaduras que llevaban, que serian mas de cuatrocientos, y luego trataron de pedir embarcacion, y se les dió. Los demas estaban todavía rebeldes porque artes de subir á la montaña habían ejecutado muchos escesos, matando crístianos y robando lo que tenían sus señores, poniendo fuego á sus casas y castillos y á las iglesías, acuchillando las imágenes y protanando los ornamentos y cálices. Pero con todo esto, don Agustín Mejía es prometia perdon, porque tiene orden de no venir en rompimiento con ellos, sino probando prímero todos los medíos que pudiere para reducirlos, de los cuales algunos pedian embarcacion, y se ha hecho tercero víaje con que son mas de 70.000 los que han salido del reíno, y las galeras se han recogido para no navegar mas este invierno, y servirán los navios que han traido de Portugal y otras partes, para pasar los moriscos que quedan, que dicen serán mas de 40.000; y se cree que acabados de llevar todos, irá S. M. á aquel reino para componer y concertar muchas cosas, que ternán necesidad de remedio por quedar aquel reino muy afigido y maltratado en las haciendas, que se habrá de tomar remedio y composicio en que todos han de venir á perder por fuerza.

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