Loza Dorada Nazarí



Azulejo nazarí, siglo XV, cerámica con
decoración azul y manganeso que perteneció 
al pintor Mariano Fortuny y Marsal

Esta pieza de cerámica de grandes dimensiones 
se conserva en el Museo Arqueológico Nacional 
de Madrid y es conocido como
Azulejo Fortuny

La loza dorada o de reflejo metálico constituye un punto álgido de la perfección técnica de la cerámica medieval hispana. Los grandes focos productivos en el reino nazarí se encontraban en Granada (Garnata) y Málaga (Malaka) y tuvo tanto éxito que era exportada a todo el mundo, árabe y cristiano (la cerámica dorada  mudéjar del siglo XV de Manises es heredera de esta tradición), a través de los bulliciosos puertos de Málaga y Almería (al-Mariya), convirtiéndose en la vajilla de lujo de esta época. Una parte importante era destinada a la exportación, siendo muy apreciada en el mundo occidental, donde era conocida como opera de Malica.


La técnica para su fabricación es de gran dificultad, pues para llegar a la obtención del reflejo dorado, la pieza debe ser sometida a una cochura múltiple y diversos procesos. Una vez torneada y seca la pieza se cuece por primera vez. La cerámica azul y dorada se realiza con engobe, óxido de cobalto y óxido de plomo, que dan el fondo blanco al transformarse con la cocción, el dibujo azul y una capa vidriada que lo recubre todo. En una segunda cocción se aplica el dorado con vinagre de sulfuros de plata y cobre pero al fijarse sobre el vidriado de la primera cocción se degrada; por este motivo, el fondo de ataurique o motivo vegetal se pierde en gran parte con el tiempo. Para esta cocción final se emplea leña de plantas aromáticas, como el romero, que produce mucho más humo por lo que las piezas salían ennegrecida, lográndose el dorado por frotación con esparto u otro material similar.

Escudilla de Manises del siglo XVI, similar a la loza dorada
nazarí expuesta en el Museo Lázaro Galdiano de Madrid

Una obras estaban decoradas exclusivamente en color dorado, mientras otras lo asociaban con el azul de cobalto y el manganeso, que les prestaba mayor variedad cromática. La tipología es variada, desde ataifores a jarras, pasando por escudillas, tarros, copas, tazas, tapaderas y demás piezas cerámicas, pero sobre todo destacan los llamados "Jarrones de la Alhambra", que en futuros posts analizaré en profundidad.

Fragmento de azulejo nazarí en azul, blanco y dorado

Azulejo de los siglos XIV-XV, procedente de la Alhambra y expuesto en el Museo Arqueológico Nacional (Madrid) que representa a dos zancudas afrontadas enate un árbol que apoya un escudo nazarí

Al ser Málaga el puerto más importante del reino granadino a través del cual se exportaba esta valiosa cerámica, dio nombre a toda la producción y bajo el nombre cerámica al estilo de Málaga se conoció en el mundo cristiano.


La cerámica fabricada en los alfares del reino de Granada tuvo imitadores muy pronto, resultando difícil distinguir qué cerámicas son las auténticas y cuáles las imitaciones valencianas; hay que atender a matices de color, delicadeza en el trazado de los atauriques, perfección en el desarrollo de toda la temática decorativa que caracterizaban los productos de Granada. Posiblemente, alfareros musulmanes trabajaron en Valencia realizando y decorando piezas de vajilla según sus estilos tradicionales. En las piezas de menor tamaño, al faltar espacio para desarrollar los complicados temas decorativos, la producción valenciana fue de menor calidad.


El arte de la cerámica nazarí culmina con la realización de los grandes jarrones en dorado y azul, o bien en dorado únicamente. Por su tamaño y por la delicadeza de su decoración fueron piezas que gozaron de una fama extraordinaria, exportándose a lugares lejanos como El Cairo, donde ha sido posible constatar su presencia a través de excavaciones arqueológicas. En el campo de la cerámica estos jarrones excepcionales pusieron un broche de oro a una larga etapa de producción cerámica en al-Andalus.


Esta bandeja es un ejemplo de cerámica azul y dorada nazarí.
Se conserva en el Museo Arqueológico Nacional, en Madrid.

Proveniente de la tradición oriental, la cerámica azul y dorada tuvo un gran arraigo en la etepa nazarí durante los siglos XIV y XV. Se cree que fue introducida por alfareros persas que emigraron huyendo del dominio mongol que había arrasado la región de Iraq desde el año 1260. 

Comentarios

  1. Habiendo trabajado mucho los reflejos metálicos, con resultados espectaculares (dorados, plata y otros reflejos fuertes) que no tienen que ver mucho con los reflejos tan suaves de las piezas antiguas "loza dorada" me ha interesado este tema y me he alegrado mucho de haber encontrado en el museo de cerámica de Safi (Marruecos) unas piezas con esmalte de reflejo y con un plata conseguido auténtico. Parece que no hay publicación, pero puedo aportar unas fotos.

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  2. Hola Marlis! Muy interesante lo que comentas. La verdad es que es una tradición muy extendida en el Mediterráneo.

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