La evolución de al-Ándalus y el origen del Reino nazarí de Granada
| El final del Califaro de Córdoba en 1031 dio lugar a la aparición de numerosos poderes locales, pequeños reinos llamados taifas, entre los que sobresalen Zaragoza, Toledo y Sevilla |
Tras la caída del califato cordobés en el siglo XI, surgen en al-Ándalus diferentes reinos de taifas que desaparecen con el empuje de los reinos cristianos que consolidan su expansión, así como por las invasiones islámicas de almorávides y almohades que intentan conseguir la unidad perdida de al-Ándalus, sin llegar a conseguirlo.
| Seguidamente, los almohades harán de Sevilla en 1146 la capital de su imperio |
El emirato nazarí de Granada surgió como una más de las taifas tras la caída del imperio almohade, y fue la única que sobrevivió a las conquistas cristianas del siglo XIII. Con el tiempo, dejó de ser una taifa para convertirse en el último bastión de al-Andalus, gobernado por la dinastía nazarí (Banü Nasr o Banü l-Ahmar) durante más de dos siglos. Su estabilidad se debió a una combinación de hábil diplomacia y cohesión interna, reforzada por la llegada de andalusíes expulsados de otras regiones. Fue fundado en 1232 por Mohammed b. Yūsuf b. Nasr, proclamado emir en su ciudad natal, Arjona, y dominó además Jaén y Porcuna, pero cinco años después logró ser reconocido en Granada, donde instaló su capital.
![]() |
| Las torres del Homenaje y la Quebrada de la Alhambra fueron construidas en el siglo XIII, durante el reinado de Mohammed I, fundador de la dinastía nazarí |
Tras el asesinato de Ibn Hud en Almería en 1238, Mohammed I consolidó su poder como emir de Granada, reconocido desde 1237, y se anexionó Almería y poco después Málaga. Con la caída de Córdoba en 1236 y Jaén en 1246, al-Andalus fue reduciéndose. Mohammed I firmó la entrega de Jaén a Fernando III y se convirtió en su vasallo, pagando tributos y colaborando militarmente con los castellanos, incluyendo la conquista de Sevilla en 1248 y campañas posteriores hasta 1262.
Para proteger Granada, Mohammed I se sometió a Castilla, pero cuando Alfonso X pidió la cesión de Gibraltar, el monarca nazarí se negó. En respuesta, comenzó a acercarse al Magreb: intentó tomar Ceuta en 1262 y acogió a facciones benimerines en 1263. Al mismo tiempo, con su apoyo, se sublevaron los mudéjares andaluces y murcianos. Esto deterioró las relaciones entre Castilla y Granada, dando paso a un periodo inestable de treguas, enfrentamientos fronterizos y alianzas cruzadas entre facciones internas de ambos reinos.
El reino nazarí de Granada mantuvo un delicado equilibrio entre los reinos cristianos, especialmente Castilla, y los musulmanes del Magreb, sobre todo los benimerines. Desde 1263, estos últimos enviaron tropas a al-Andalus, aunque sin llegar a dominarlo como lo hicieron almorávides y almohades. Hasta 1374, los benimerines fueron aliados de Granada, controlando plazas como Algeciras, Gibraltar y Ronda. Sin embargo, en ocasiones actuaron de forma independiente, sin respetar las treguas firmadas por Granada con Castilla, lo que generó tensiones entre ambos.
![]() |
| Tras la caída del imperio almohade, sólo el reino nazarí de Granada resistió ante la presión cristiana de los reinos de Castilla y Aragón |
El reino nazarí de Granada fue uno de los reinos peninsulares más longevos del medievo, sobreviviendo a la presión de Castilla y de Aragón. Aunque sus dominios no dejaron de ser hostigados por las conquistas de los reinos cristianos, con lo que esto suponía para los habitantes de los territorios fronterizos, que vivían con la constante inquietud sobre su futuro, la vida del vida en el emirato se desarrolló por lo general de un modo estable y dinámico. A pesar de los conflictos, la historia andalusí es una época de florecimiento cultural en la que prosperaron todas las ramas del saber, la literatura, el arte y la técnica.



Comentarios
Publicar un comentario