Baños Árabes de la Marzuela (Baza)

Si bien se les conoce habitualmente como
Baños Árabes de la Judería, datándose en un
primer momento entre los siglos X-XI, las
excavaciones arqueológicas realizadas en
su interior y un exhaustivo estudio documental
del barrio en que se localizan, realizados
 ambos previamente a su reciente restauración,
han desmontado esta teoría, pues los datos
obtenidos en estos trabajos, su fundación se
realizó en época almohade, en el siglo XIII. 


Durante décadas los Baños Árabes de Baza, conocidos como de la Judería o de la Marzuela, fueron bodega, pocilga, cuadra y leñera. Así lo contaba su descubridor, Manuel Gómez-Moreno, cuando los visitó en el año 1891, realizando una planta y alzado. Hasta una casa llegó a construirse encima de ellos. En 1907, Gómez-Moreno, pensó que habían desaparecido, como expresaba en el artículo que publicó en 1947 pues estuvo largo tiempo olvidado hasta que en 1974 fueron redescubiertos por Vicente González Barberán, que realizó el expediente para su declaración como Monumento Nacional, siendo restaurado algunos años más tarde poniendo una solería de mármol y cristales de colores en las lucernas. El lugar fue declarado monumento Histórico Artístico, por acuerdo del Consejo de Ministros el 21 de febrero de 1975, según petición firmada por el entonces Consejero Provincial de Bellas Artes, el oscense Vicente González Barberán. A raíz de tal declaración de protección, los Baños se recuperaron en gran parte, pero continuaron en manos privadas.

Reproducción del contrato de compra-venta
de los Baños Árabes de Baza en el siglo XVI


En un primer momento se pensaba que este baño pertenecía a la etapa zirí (siglo XI), cuando Baza (Basta) pertenecía a la cora de Yayyan (Jaén) y no a la de Ilbira (Granada), pero algo anterior al Bañuelo, ya que sus arcos enjarjados siguen de cerca la tradición califal. Pero tras invertir una importante cantidad de dinero que posibilitó realizar excavaciones arqueológicas que sacaron a la luz dependencias desconocidas, así como otros datos científicos de gran interés y, sobre todo, consolidar todo el edificio, se llegó a la conclusión de que databa del siglo XIII, y que mantuvo su función como baños públicos hasta el primer tercio del siglo XVI. Ningún baño de Baza, ni tan siquiera este de la Judería, son citados por autores árabes o cristianos antiguos; Gómez-Moreno sin embargo, citaba otro baño en el barrio de la Morería de Baza. Sólo en la crónica anónima del Dikr (siglo XIV) se habla de una fuente termal de gran caudal en su vega, pero que no tiene relación con el baño.

La bóveda que fue cortada por las casas que
se levantaron sobre los baños


Desde julio de 2009 el edificio que alberga los Baños del que fuera barrio de la Marzuela de Baza, hoy barrio de Santiago, se pueden visitar tras siglos de vicisitudes. El horario de apertura establecido es de 11 a 13.30 horas y de 18.00 a 20.30 horas, de martes a domingo, excepto el lunes y martes que la instalación permanecerá cerrada. La entrada es gratuita y se tratan, sin duda, de uno de los ejemplos de baños árabes mejor conservados de todo el país.

Calle de la Acequia donde se encuentran los baños

Estos baños andalusíes se encuentra en lo que fue la antigua judería, la calle de la Acequita, cerca de la puerta de Salomón. Eran unos baños públicos del antiguo arrabal de Marzuela (Barrio de Santiago), ligados a la antigua mezquita próxima (actual iglesia de Santiago). 

Iglesia de Santiago (antigua mezquita andalusí),
cerca de la calle Acequita que debe su nombre a
la acequia que sin duda pasaba por allí y surtía
de agua a estos baños públicos


Junto a las tres salas que se conservaban: barid (sala fría), wastani (sala templada) y sajún (sala caliente), las excavaciones han permitido recuperar otros ámbitos del baño, como el maslaj (vestíbulo), cuarto del horno y caldera, leñera, puerta principal, etc. 

Alzado y planta del baño
de la judería de Baza, según un
dibujo de Basilio Pavón Maldonado
con adiciones de Carlos Vílchez
 sobre la sala de vestuario y la
zona de servicio señalando los
 muros que se observan
directamente a nivel de calle


Era un baño de pequeño tamaño, inscrito en una planta rectangular. El nivel de las calles perimetrales ha subido a lo largo del tiempo, quedando el baño en una cota bastante inferior. Sus muros exteriores son de mortero de cal, las columnas y rudimentarios capiteles de piedra, y los arcos y bóvedas de ladrillo. Actualmente cuenta con tres salas, y tras  derribar unas casitas adosadas que delimitaban dos muros de la sala vestuario, apareció también la leñera y el horno.

Reconstrucción hipotética de la caldera y planta de
identificación de las salas de los Baños de la Marzuela


El horno (al-furn) y la caldera de cobre (al-burma) done se calentaba el aqua se encontraban en la sala de la leñera, situada a una cota inferior a la actual calle. Este espacio constituía una zona auxiliar del edificio de los baños, y a ella no tenían acceso los bañistas sino sólo los mozos del baño. Servía también como leñera para guardar el combustible empleado en el horno. A la derecha se puede ver un pequeño corredor que facilitaba el acceso a la boca del horno para su carga. Las excavaciones también permiten observar la pequeña conducción con encintado de ladrillo que permitía el acceso del agua al interior del baño desde la acequia que discurre por la calle contigua (calle Acequita).

La cubierta de la sala de la leñera era de tejado
a un agua, siendo posible observar en el
 muro los restos de los mechinales o agujeros
donde apoyaban las vigas del techo

La visita comienza por la zona de acceso o vestíbulo de los baños (al-bayt al-maslaj) que daba acceso al interior directamente desde la calle. Se trataba de un espacio semicubierto que albergaba otras dependencias como el ropero, las letrinas o el cuarto del vigilante. En el caso de este baño de Baza, se estructura en forma de patio abierto, en torno al que se levantan espacios cubiertos en sus cuatro lados, a modo de galerías con tejados inclinados hacia el interior.

El vestíbulo era un espacio semiabierto
que servía de antesala al baño

En el vestíbulo se encontraba el vestuario, donde los bañistas se despojaban de sus ropajes y recibían el atuendo propio para tal menester: toallas, jabón, esponja, zancos de madera para no quemarse los pies y un par de cubos de madera. El hammam tenía el horario de mañana para los hombres, y el de la tarde para las mujeres.

Detalle del espacio del vestíbulo

Actualmente al vestíbulo se accede desde la planta superior

Algunos restos arqueológicos aparecidos durante las
excavaciones, como por ejemplo atanores o tuberías


En el suelo actual podemos observar restos de la primitiva solería de ladrillo y piedra jabaluna, así como de la canalización o atarjea que evacuaba las aguas sucias del interior del recinto hasta el barranco que discurría al exterior (la actual calle del Agua).

Se conservan las jambas de ladrillo de la puerta
original que comunicaba los baños con la calle
entre los siglos XIII y XVI


A continuación, la primera sala corresponde a la sala fría o al-bayt al-barid, es alargada, con dos alcobas laterales separadas por doble arco de herradura, rehechos de madera en la restauración, y se cubre con bóveda de medio cañón con lucernas con forma de estrellas de seis puntas.

Gran tinaja encontrada bajo la sala fría,
colocada cuando fueron utilizados los
baños como bodega

En cada extremo de la sala fría se encontraban
dos alcobas para el reposo de los bañistas

Pileta de agua fría en la pared

La habitación central es la sala templada, de forma cuadrada, y está rodeada por cuatro galerías, de modo similar al baño de las Mercedarias de Granada. Era la sala principal del baño y en ella se desarrollaba la mayor parte de la estancia y actividad de los bañistas. Esta sala tenía vapor que se expandía por todo el baño desde la sala caliente, y en ella se recibían masajes, ungüentos, perfumes, o las muieres se dedicaban a aplicarse tratamientos de belleza. Incluso esta sala era utilizada como lugar para fumar en pipas de agua. En definitiva, era el principal espacio de reunión del baño.



En este sentido, no debe olvidarse que el hammam tenia tres usos: el primero, que es el higiénico; el segundo, que es el social y de reunión; y el tercero y muy importante, que es el religioso, para hacer la ablución o lavado ritual completo (al-wufulantes) de la oración comunal del viernes, o en las celebraciones de las grandes fiestas, como la de la ruptura del ayuno (lal-idal-fitr) al final del mes de Ramadán.

Arquitectónicamente, la sala templada es la 
más compleja del baño

El espacio central, rodeado de columnas de diferentes facturas y materiales, ya que son reutilizadas, está rematado por una bóveda esquifada (como si hubiésemos colocado boca abajo una barca). A esta zona central, la circundan cuatro pequeños ámbitos cubiertos por bóvedas de cañón, mientras que sus encuentros en las esquinas se solucionan mediante pequeñas bóvedas de media naranja.

El espacio central de la sala templada
se encuentra rodeada de columnas

Los corredores de la sala templada 
estan cubiertos por bóvedas de cañón,
que también cuentan con lucernas y los
cuatro ángulos con bóvedas esquifadas


Las arcadas de las galerías son enjarjadas
de tradición califal y se apean sobre 
pequeñas columnas


La sala calinete es idéntica a la sala fría, con alcobas laterales. En esta sala se rociaban y actuaba como un estufa o sauna. El calor se obtenía a través de un suelo radiante, hoy sustituido por el cristal, bajo el que se encuentra una cámara de combustión, subterránea, donde se pueden ver los restos de cuatro pilares de ladrillo que sustentaban dicho suelo. A esta cámara de combustión llegaban las llamas y el calor del fuego generado en el horno contiguo, evacuándose los humos producido por la quema de combustible mediante cuatro chimeneas que se abren en las esquinas de este espacio, bajo el suelo.

Estos pequeños pilares sustentaban el suelo
de la sala caliente permitiendo irradiar el
calor procedente del horno


Los bañistas utilizaban el agua caliente, que recogían de la caldera calentada por el horno, y la vertían sobre su cuerpo, generando una gran cantidad de vapor y de calor. Esta acción la alternaban con otras rociadas de agua fria, constituyendo la parte fundamental de todo el proceso del baño, que los poetas comparan con el acto sexual, y solía contarse con la ayuda de un servidor o bañero (kiyassa para los hombres y tayabaste para las mujeres) que enjabonaba y frotaba enérgicamente al bañista.




Chimenea que permitía la salida
de humo y que se encontraba tapada 
en la pared

A la izquierda, y a través del cristal podemos ver la estructura de ladrillo que constituía el horno (al-furn) con su boca de carga al fondo, así como el "praefurnium" o pequeño corredor que comunicaba con la cámara de combustión o hipocausto. Sobre esta estructura de ladrillo estaba colocada la caldera de cobre (al-burma), en la que se calentaba el agua para los bañistas, que llegaba hasta el interior de la sala a través de una tubería y grifo hoy desaparecidos.

Este arco que ahora vemos abierto estaría sellado y
sólo se abriría para tareas de limpieza o restauración del
conjunto en torno al horno y la caldera

Restos de la zona de servicio, donde estarían
la caldera y el horno de los Baños de Baza

Las cubiertas de los baños árabes se realizaban mediante bóvedas de cañón, aunque también las había esquifadas o de media naranja, construidas con una doble rosca de ladrillo. Tenían esta forma para evitar la condensación del vapor de agua en el techo y para que las gotas resbalasen por los muros laterales. Estaban revocadas con mortero de cal, tanto por el exterior como por el interior, en este caso, además, con estucados pintados habitualmente de tonos rojizos.


Cubierta de los baños árabes de la Marzuela


Presentaban una serie de orificios o claraboyas acristaladas, llamados lucernas (en árabe madawi), cuya función era permitir el paso de la luz solar, además de actuar como reguladores de la temperatura y de la acumulación del vapor en el interior de las salas, mediante un sistema móvil de apertura del cristal, que manipulaban los mozos del baño o tayyab. Estas lucernas podían ser de varios tipos, aunque generalmente tenían forma de estrella de seis u ocho puntas, o de octógono, y sus vidrios eran de distintos colores como rojo y blanco.

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