Sala de los Reyes (Palacio de Los Leones)

En la galería oriental del Patio de los Leones,
nos encontramos la Sala de los
Reyes, hermosa tarbea con
tres bellas portadas

Fachada de la Sala de los Reyes vista
desde el Patio de los Leones y que
anteriormente fue llamada Sala de
la Capilla, Sala de la Justicia, Sala del
Tribunal, Sala del Consejo, Sala de
los Retratos y Sala de los Divanes, en
alusión a las funciones que en
cada tiempo se le aplicó


A mediados del siglo XIX
únicamente se conservaban
restos de los tres modelos
de paños en el extremo norte


Policromía de los capiteles de la
Sala de los Reyes según Purificación Marinetto,
 conservadora jefe del Museo de la Alhambra

Capiteles del Palacio de los Leones de
Cuadernos de La Alhambra vol. 21

Capiteles policromadros de la Sala de los Reyes

El testero oriental del patio del Palacio de los Leones cuenta con una sala, la llamada Sala de los Reyes y anteriormente Sala de la Justicia (al interpretar que los personajes pintados en la bóveda forman un tribunal de deliberación), que como el resto del complejo palaciego fue construido en la segunda mitad del siglo XIV por Mohammed V. Es una de las imágenes más espectaculares por la visión que ofrece desde cualquiera de sus extremos, como la de unos cortinajes sucesivos y cambiantes.

La Sala de los Reyes era
un lugar de reposo y tertulia
estructurada en torno a un gran
vestíbulo de más de 30 metros
de longitud
Este es el ejemplar (conservado en el Museo de
La Alhambra R.E. 4661) más completo de los
rodapies que encajarían en las medias columnas
de los arcos de mocárabes que como cortinas
 dividen los diferentes tramos de la Sala de los
Reyes; ejemplo de buen gusto y refinamiento sólo
para separar el pavimento del comienzo de las paredes
 cubiertas con un alicatado perdido (compuesto por 
losetas planas con un vedrío verde esmeralda en las 
que se incrustaban las piezas blancas, en un alarde 
de técnica, que servían de fondo a la elegante 
composición de roleos, hojas dobles y palmetas) en
lugar de los fríos estucos de colores secos y apagados
con los que fueron sustituidos por la humedad 


Perspectiva que conforma la Sala de los
Reyes y que parece dividida por continajes

Dividida por arcos dobles de estalactitas
de mocárabes formando cinco espacios:
los tres centrales reciben luz directamente
de los pórticos abiertos al patio central,
permaneciendo en penumbra los dos de
los extremos de la sala, permitiendo la
alternancia de luces y sombras que
hace que la cargada decoración resulte
agradable a la vista, sin producir fatiga

Se trataría de un espacio integrado en el Palacio, pero con una función destacada, seguramente de carácter áulico y de ocio, como muestran las escenas pintadas en los tres lechos de levante. La techumbre de esta estancia esta decorada con una gran pintura en forma de elipse donde aparecen representadas diez personas, que parecen estar dialogando, vestidas a la antigua usanza musulmana. sentados sobre cojines, identificados con cada uno de los monarcas que había tenido el reino de Granada desde su fundación por Alhamar hasta el reinado de Mohammed V. Las salas adyacentes disponían también de pinturas similares sobre piel de cordero, encargadas a pintores florentinos, representando escenas de caza, música, bélicas o de entretenimiento. Estas pinturas se fijaron a un armazón de madera con engrudo y clavos de bambú, en lugar de con clavos de hierro para evitar que el metal estropease la obra con el paso del tiempo.


El nombre de la sala de los Reyes tiene su origen en la
pintura que decora la cúpula de la alcoba central y que
junto las otras dos fueron restauradas entre 2006 y 2018

Detalle de las pinturas
Detalle de las pinturas
Detalle de las pinturas

En esta postal de comienzos del siglo XX puede
verse el extremo norte de la Sala que mira al
palacio de El Partal

Extremo sur de la Sala de los Reyes fotografiado en
1870 por J. Laurent en papel albúmina


Extremo sur de la Sala de los Reyes en el 
año 2018

Por su situación privilegiada, se trataba sin duda del palco central del Patio, destinado al monarca y a sus allegados, siendo la estancia central o qubba donde presumiblemente se sentaría el monarca nazarí con sus allegados durante las fiestas y banquetes de tal modo que los comensales se dispondrían en las tres bóvedas principales mientras que las mesas de alimentos se ubicarían en los pequeños pasillos que separan estas tres salas y donde pequeñas alcobas y alacenas servirían para guardar útiles y comidas, necesarios para los servicios festivos. Desde este lugar, la perspectiva del patio se presenta como un oasis entrevisto a través de un bosque de palmeras con la fuente de los leones en el centro. La esencia del jardín granadino, por su luz, color, agua y vegetación queda patente en la unión arquitectura-jardín del Patio de los Leones y escrita por el poeta Ibn Zamrak, que sobre el zócalo de la Sala de Dos Hermanas describe con este verso: "Jardín soy que la belleza adorna".

Este croquis de Francisco Prieto-Moreno descifra la inspiración
natural del oasis petrificado de palmeras que son las columnas
del Patio de los Leones a cuyos pies brota un manantial y que
se contempla desde el palco central de la Sala de los Reyes


Un joven Francisco Prieto-Moreno, el primero por
la izquierda, posa a mediados del siglo XX
junto a un grupo de asistentes a un actos en la
Sala de los Reyes decorada al efecto

Volviendo a la imagen del oasis en torno al cual se asientan las jaimas de un campamento, la Sala de los Reyes muestra la agrupación de varias estancias o alcobas en torno a un espacio longitudinal, abierto al patio al oeste a través de una galería de columnas, similar a la Sala de los Mocárabes, con la diferencia de que la Sala de los Reyes presenta una fórmula alternante de tres techos de mocárabes de planta cuadrada, que fraccionan la estancia en otros tantos espacios, que a su vez están separados perpendicularmente por altos arcos dobles de mocárabes logrando mayor profundidad y una armoniosa alternancia de luces y sombras. Su disposición y tratamiento de los arcos recuerda a los modelos de las mezquitas almohades.

En la restauración de las cúpulas de mocárabes
se ha podido estudiar los colores originales
que tenía, desgraciadamente desaparecidos
algunos de ellos

Estas bóvedas de mocárabes están realizadas en siete módulos diferentes de adarajas en sus mútiples combinaciones y según unas reglas de trazado. Una de estas reglas indica que dos piezas que se juntan tienen que tener sus líneas de unión orientadas en el mismo sentido.

La bóveda de mocárabes consigue una sensación de
ligereza en una atmósfera jamás conseguida
en el cerramiento de un techo 

Para el levantamiento de una estructura como el de las bóvedas, se hace necesario la ayuda de cimbras o estructuras de madera sobre las que se va apoyando los diferentes módulos. Estos módulos están compuestos por múltiples adarajas que forman racimos en torno a un pie de mocárabe, e cuyo interior se combinan clavos metálicos y listones de madera que se proyectan desde el interior de las masas de yeso hasta la armadura de la cubierta donde se anclan en el momento de su levantamiento. Finalmente estos anclajes son cortados, eliminando todo contacto con la cubierta y convirtiéndolas en bóvedas autoportantes.

Estas bóvedas están realizadas en yeso negro,
 cubiertas con una capa blanca de terminación
y capas de policromía en tonos
negro, azul, rojo, verde y dorado

Una de las mayores novedades que se han
realizado durante la restauración ha sido la
introducción de un nuevo mortero, desarrollado
y patentado en el Patronato de la Alhambra
por el doctor Ramón Rubio; este nuevo método
tiene la novedad de introducir un nuevo ADN,
mediante particulas fluorescentes que permite
realizar todo tipo de reconstrucciones invisibles
al ojo humano, excepto cuando son radiadas
con luz ultravioleta permitiendo localizar las
intervenciones del siglo XXI respetando
el original y distinguiendo las restauraciones

Los mocárabes que forman parte de la
decoración del arranque de este arco de
la Sala de los Reyes conservan restos
de policromía 

El propio sistema constructivo de combinación de múltiples módulos ha garantizado su conservación hasta nuestros días, a pesar de haber sufrido movimientos sísmicos, o el impacto de la defragación por la explosión del polvorín en 1590 en una casa del Albaicín junto al río Darro.



En el lado este del Patio de los Leones, la Sala de los Reyes,
se compone de tres salas principales a las que se
abren cinco alcobas rectangulares y elevadas
del suelo mediante un peldaño y separadas entre
sí por pequeños camarines o alacenas

La división interior de esta sala se hace mediante arcos de atajo ya que cortan la estancia perpendicularmente, mostrando sus intradós repletos de mocárabes mientras que sus parmentos se cubren enteramente por yeserías que para algunos estudiosos muestran una clara influencia toledana por sus formas más carnosas y naturalistas.

Diseño de arcos de atajo de mocárabes
de la Sala de los Reyes

Detalle de los mocárabes en los arcos
se dividen las estancias de la Sala de los Reyes

La misma distribución transversal que se
utilizada en este edificio califal
de Medina Azahara en Córdoba es
utilizado en el diseño de la Sala de los Reyes

El actual pavimento de barro cocido es de 1933 y posiblemente el original fuera de mármol por el relato de Antoin de Lalaing: "En un extremo de ese patio (de los Leones), en una gran sala pavimentada de mármol blanco, tenía costumbre de dormir el rey moro, para estar más fresco, y está su lecho en un extremo de la sala y el de la reina en el otro extremo." 

Detalle de la decoración de yesería y
azulejo en el interior de la Sala de los Reyes

Las columnas adosadas del muro
oriental de la sala de los Reyes exhiben
 un alicatado compuesto por estrellas
lisas de cuatro puntas y rombos que
 generan octógonos regulares, en cuyo
 centro aparecen otros octógonos
 más pequeños y crucetas


Otra pérdida fue la de la cerámica original de los zócalos, que fue sustituida entre 1879 y 1880 con una solución de yesos pintados con los mismos motivos geométricos del alicatado original. Igualmente las paredes de la sala corrían riesgo de desplome por lo que en 1631 se trabaron con tirantes de hierro para evitarlo. 

Las cubiertas de la Sala de los Reyes sufrieron una drástica transformación entre 1854 y 1859, fruto de la misma se suprimieron las escaleras que partían de los nichos
inferiores de la sala y que ascendían a la galería
sobre la nave por lo que el papel de alacenas
 o armarios que se suele atribuir a estos huecos
debe ser sometido a consideración

Cada uno de los tramos en los que se divide
la sala están rematados con bóvedas que sobresalen
de la cubierta general a modo de linterna

En las yeserías de la primera qubba o estancia, sutilmente dispuestos, aparecen algunos símbolos cristianos entremezclados con los nazaríes, como los símbolos del yugo y la flecha, mientras que en otro aparece el lema "tanto monta", ambos de época de los Reyes Católicos. Lo que no es cierto es que tuviera lugar en esta sala la primera misa con los monarcas castellanos como asistentes. Aquí se dispuso una capilla entre 1576 y 1618 para servir como sede parroquial mientras finalizaba la construcción de la iglesia de Santa María de la Alhambra y en 1624 volvió a ser utilizada para la celebración de los Oficios de Semana Santa con motivo de la estancia en la Alhambra de Felipe IV. Durante este tiempo los muros estuvieron cubiertos de colgaduras fijadas con clavos que estropearon las yeserías. La ubicación de tan importante elemento en la vida diaria de la corte refuerza al conjunto del Palacio de los Leones como núcleo principal de la residencia cristiana aunque es curioso la adaptación para este fin de uno de los espacios que no podía ser en principio más ajeno al destino religioso.


Dividido en siete tramos por arcos
de mocárabes, la Sala de los Reyes
presenta una rica ornamentación a
base de yeserías y de zócalos
de diseño geométrico, la
mayoría de los cuales son en
realidad  réplicas en escayola
 de los alicatados originales

La alternancia de los arcos que 
dividen el interior de la sala permite 
generar un juego de luces y sombras

Los problemas de humedad derivados del riego del antiguo jardín del Patio de los Leones, entre otros factores, lograron acabar con casi toda la totalidad del zócalo cerámico nazarí original que adornaba la sala. En 1858, Rafael Contreras decide reponerlos ante la necesidad de perpetuar el trazado, colorido y distribución del alicatado original, realizándolos con los cinco colores tradicionales de la cerámica nazarí: blanco, verde, azul, melado y negro. Las imitaciones de estuco se prepararon en taller sobre placas de color blanco de escayola con los vaciados correspondientes a las piezas de colores. Posteriormente estos huecos se rellenaron con estucos de colores que luego eran lijados hasta conseguir ser nivelados con la placa base. Finalmente la placa era fijada al muro en su lugar correspondiente y repasada in situ. El zócalo fue tratado superficialmente con aceite, resina y cera que hacía que la cara expuesta fuese resistente, brillante e impermeable. A principios del siglo XX los problemas de humedad continuaron e hicieron desaparecer gran parte de esos zócalos repuestos por Contreras. 


En el revestimiento de los fustes de las 
columnas de la Sala de los Reyes se 
alternan dos tipos de mosaicos distintos 
basados en una trama de octógonos, 
mientras que el resto de los muros 
está decorado con una composición 
de ruedas con estrellas negras de doce 
puntas que parte de una red 
de triángulos equiláteros

Bajo el poder de Mohammed V la colocación de columnas en la arquitectura de la Alhambra fue muy utilizada como elemento decorativo, en paneles de yesería, o como elemento fingido de sostén en arcos aislados o entregos, y en este último caso, el fuste enriquece aún más su carácter ornamental, al aparecer envuelto por el panel de alicatado que enriquece y da color. La solución de fustes entregos y cubiertos de alicatados la encontramos en distintos lugares en la Alhambra: las alcobas centrales del salón de Comares, en el patio del Cuarto Dorado y en las columnas entregas de la sala de los Reyes. Unas veces la silueta es de planta semicircular y otras semioctogonal. La decoración de zócalos de alicatado con motivos diversos de geometría, la encontramos en la Alhambra de manera constante sirviendo, por su material, como decoración protegida de la humedad del suelo y del roce. La conservación de estos temas y su policromía original, nos muestra las soluciones cromáticas que se unían a las de las yeserías. Esta solución aparece en distintos lugares de la Alhambra permaneciendo “in situ” y pudiendo contemplar el efecto de riqueza geométrica y cromática que envolvía, con distintas soluciones y materiales la superficie de las estancias palaciegas desde el suelo a las cubiertas.

Este fuste entrego R.E. 7165 muestra
la mitad de un octógono como planta y
se encuentra decorado en su superficie
con ruedas de lazo de ocho con estrella
o sino en negro, verde o blanco y rodeado
por zafates en color negro o verde; el lado
 frontal, muestra una rueda con estrella o sino
de 45°, que abre con almendrillas en blanco
y zafates entorno en verde y negro, siguiendo
 la disposición de la trama simetría octogonal

Fuste entrego con decoración de
alicatado nazarí del siglo XIV
procedente la Sala de los Reyes,
expuesto en el Museo de La Alhambra 
con el R.E. 4585

La solución de fustes entregos y cubiertos de alicatados la encontramos en distintos lugares en la Alhambra: las alcobas centrales del salón de Comares, en el patio del Cuarto Dorado y en las columnas entregas de la sala de los Reyes, de donde pertenecen estos dos fragmentos. Unas veces la silueta es de planta semicircular y otras semioctogonal. En el caso de los restos de alicatado que decoraba la sala de los Reyes, D. Manuel Gómez-Moreno, nos pone en antecedentes de que ya en 1892 sólo se conservaban “dos trozos de sencilla labor, conforme á los cuales se ha fingido con estuco lo demás”.  A pesar de todo, se han conservado dos temas diferentes en la ornamentación de los fustes entregos de esta sala, uno de ellos decora todos los fustes de las columnas que aparecen en los arcos de las alcobas y unos de E., de la sala y de los que se conserva el fuste de la alcoba extrema a N. y el que ahora estudiamos. En el lado contrario, a O., se trata de un tema decorativo muy diferente que a su vez conserva el fuste frontero de la alcoba extrema N. y otro pequeño fragmento conservado en el Museo de la Alhambra con el R.E. 7165. Este, junto al R.E. 4585 presentan forma semioctogonal, y aparecen decorados con el mismo tema de los zócalos que corren en las estancias de la sala, rematados por un friso superior almenado en blanco y negro. 

Durante los trabajos de restauración y
consolidación se han instalado una serie
de sensores climáticos en los reversos de
las bóvedas que permitirán recoger y estudiar
parámetros tales como la temperatura, humedad
relativa y el contenido en agua de la madera 
entre otros valores

La Sala de los Reyes servía
de escenario para las más variadas
recepciones y representaciones
festivas

El daño provocado por aquellas obras del
siglo XIX se subsana ahora con la
reconstrucción de las cubiertas y la vuelta
 a la configuración de un único espacio
 accesible sobre las bóvedas para la
realización de los trabajos de mantenimiento

En 1924 fue cerrada una puerta que existía en el extremo sur de la sala y que desembocaba en el pequeño patio que precede a la Rawda Real de La Alhambra, posiblemente cuando este espacio sirvió para exhibir en los huecos de las alcobas las lápidas sepulcrales de Yusuf III y Mohammed II, descubiertas en la Rawda en 1574, junto con otras de menor interés o el Jarrón de las Gacelas que también llegó a estar expuesto aquí.

En 2013, con motivo de la celebración del Milenio de
la ciudad de Granada, se volvió a colocar como a comienzos
del siglo XX esta pila de mármol blanco en el alhamí central,
normalmente expuesta en el Museo del Alhambra, y de la
que se afirma que procede del palacio de Almanzor en
Córdoba y que fue traída a Granada por el rey zirí Badis
e instalada junto a la Torre de la Vela en época nazarí

Las tres alcobas situadas al este se cubren con falsas bóvedas decoradas con pinturas sobre cuero de rica iconografía profana que actualmente están siendo consolidadas. La intervención de restauración de las pinturas sobre cuero de las bóvedas de la Sala de los Reyes está siendo abordada conjuntamente por el Patronato de la Alhambra y Generalife y el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico. Estas bóvedas constan de un armazón de madera en forma de casco de barco invertido cuyo anverso se cubrió con varias piezas de piel curvada fijadas a la madera y sobre las que se aplicaron las distintas capas pictóricas y las decoraciones doradas.

Cada espacio de la Sala de los Reyes se
comunica con el Patio de los Leones
a través de pórticos


El conjunto se debe a artistas cristianos conocedores del mundo islámico, en donde se mezclan la estética italiana con la islámica. La Sala de los Reyes recibe su nombre precisamente por los diez personajes enigmáticos que aparecen en la bóveda de la alcoba central, que fue considerada impropiamente desde antiguo como la representación de los reyes más destacados de la dinastía nazarí. 


Restauración del Patio de los Leones
en febrero 2021

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