La cuestión del Estrecho
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Vista del Estrecho de Gibraltar desde Ceuta |
La Batalla del Estrecho (1274-1350) fue una serie de combates sucedidos entre 1274 y 1350 que enfrentó a los reinos cristianos de la Península Ibérica por un lado, y el reino nazarí de Granada y los benimerines por otro, por el dominio del estrecho de Gibraltar. En este período existió un continuo cambio de alianzas y asedios de algunas ciudades como Algeciras, Tarifa y Gibraltar. Todo comenzó cuando los castellanos lograron reconquistar el territorio cercano a la zona del Estrecho -las poblaciones Vejer de la Frontera, Medina Sidonia, Arcos de la Frontera y Alcalá de los Gazules quedaron como baluartes cristianos desde 1265- y la petición de ayuda de los nazaríes al reino norteafricano de los benimerines, quienes a cambio de las plazas de Algeciras y Tarifa desembarcaron en la Península enfrentándose a las tropas castellanas.
Desde 1263, contingentes meriníes formados por "voluntarios de la fe" se fueron estableciendo en la zona de Cádiz al mando de sucesivos sultanes africanos para oponerse al avance cristiano en desigual suerte. Las relaciones entre africanos y granadinos, concretados en pactos y alianzas, respondían a diferentes intereses que les llevaba a la desconfianza mútua. Los granadinos aprovechaban estos pactos para oponerse a la amenaza castellana, pero esta ayuda proveniente de África era también un peligro para la dinastía nazarí. Los benimerines o meriníes dominaban la zona comprendida entre Cádiz y Málaga bajo el consentimiento de los monarcas nazaríes, aunque este dominio de la zona del Estrecho de Gibraltar atravesó diversas etapas fruto de estas complejas relaciones.
La línea defensiva nazarí se centraba en Tarifa y las plazas fuertes como Jimena de la Frontera y Castellar de la Frontera que defendían el acceso a Málaga, así como otras poblaciones menores como eran Algeciras y Gibraltar en aquella época. El sistema se completaba con una serie de torres almenaras que vigilaban tanto los pasos terrestres como la costa, tales como Torre de los Adalides, Torre de Botafuegos o Torre de Entrerríos.
Internamente, el reino nazarí de Mohammed I se encontraba inmerso en una revuelta motivada por los Banu Asqilula que controlaba las poblaciones de Guadix, Comares y Málaga, y que contaban con la ayuda cristiana. Ante esta situación Mohammed solicitó ayuda al sultán benimerín Abu Yusuf (que ya se había enfrentado a los castellanos cuanto estos tomaron la ciudad de Salé en 1260) pero éste no puede acudir al hallarse en guerra contra el reino de Tremecén.
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Ceuta intentó ser conquistada infructuosamente por el primer rey nazarí Mohammed I en 1262 |
A pesar de la disputa con Castilla, el reino de Granada no rechaza tener una política exterior expansionista en la zona del Estrecho y así, en 1262, Mohammed I intenta la conquista de Ceuta, ciudad independiente, aunque fracasará estrepitosamente al sufrir una severa derrota. Su sucesor Mohammed II conseguirá imponerse ante los los Banu Asqilula en 1273. Un año después concertó un tratado con Alfonso X por el cual el soberano nazarí daba "250 000 maravedíes para la ida al imperio en plata lo que pudiese y en doblas, contada la dobla a 7 maravedíes". Pero la presión a la que estaba sometido le obligó a solicitar nuevamente ayuda a los benimerines, que esta vez acudieron.
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Las tropas del sultán merení Abu Yusuf desembarcaron en Tarifa el 13 de mayo de 1275 convirtiéndola en su base de operaciones desde donde saquearon los campos próximos a Jerez de la Frontera entre mayo y julio |
Entre agosto y septiembre los benimerines dirigidos por el sultán saquearon las tierras de Sevilla, Córdoba y Jaén; y a su vuelta sorprendieron al adelantado de la frontera en Écija, Nuño González de Lara el Bueno, quien moriría en la batalla. Tras saquear los campos de Sevilla y Jerez, Abu Yusuf se retira al conocer que un ejército castellano al mando del infante Sancho se dirigía a su encuentro, regresando a Marruecos a finales de 1276, el mismo año en que los nazaríes le entregarían la defensa de la población de Algeciras, por lo que al año siguiente, regresa a la Península y retoma las razzias contra varias poblaciones de Sevilla, llegando a tomar los castillos de Guillena, Cantillana y Alcolea del Río. Al mismo tiempo, su hijo Abu Yaqub dirigió una campaña por el sur donde llegó a saquear Rota, Sanlúcar y el Puerto de Santa María. A finales de 1277, el sultán sometió a sitio a Córdoba, saqueando los arrabales durante tres días, obligando a Alfonso X a solicitar la paz el 24 de febrero de 1278 en Algeciras, tras lo cual, Abu Yusuf regresó nuevamente a Marruecos.
En 1279 el walí de Málaga, Abu Mahummad ibn Asqilula, perteneciente a la familia de los Banu Asqilula, murió combatiendo al lado de los benimerines. Mohammed II creyó que el sucesor entregaría la ciudad a su soberanía, pero este la cedió a los benimerines que establecieron una guarnición en la ciudad, a consecuencia de lo cual, las relaciones entre los benimerines y los nazaríes se enfrían. Pero ese mismo año Alfonso X decidió romper la tregua e inicia el sitio de Algeciras, lo que lleva al rey nazarí a preparar una armada en ayuda de su aliado norteafricano, haciendo fracasar el ataque castellano con un desastre naval, al tiempo que Mohammed aprovechaba para tomar al asalto Málaga. Esto complicó la situación para el monarca nazarí, pues la toma de Málaga le enemistó con el sultán benimarín, a la vez que su participación en el sitio de Algeciras le acarreó la enemistad de Alfonso X de Castilla.
Alfonso X y Abu Yusuf se entrevistan ese mismo año de 1279 en la ciudad de Algeciras para concretar una alianza militar contra Granada. Las tropas castellanas asolarían la Vega de Granada hasta su derrota en el desastre de Moclín donde el maestre de Santiago, Gonzalo Ruiz Girón encontró la muerte junto con 2.800 soldados. Por su parte, los benimerines atacarían la serranía malagueña, poniendo sitio a Ronda y ocupando Cártama, Fuengirola, Coín y Estepona, poblaciones que serían devueltas a los nazaríes tras alcanzar la paz en 1281.
La sublevación del infante Sancho contra su padre el rey Alfonso X en 1282, fue aprovechada por los nazaríes para concretar una alianza con el díscolo hijo del monarca castellano. Los meriníes volverían a hacerse con las poblaciones de Coín, Cártama, Estepona y Fuengirola entre abril y mayo de 1283, al tiempo que ponían sitio a Málaga. Mohammed II aprovechó la situación para acercarse al hijo de Abu Yusuf, Abu Yaqub, para que intercediera ante su padre y negociar una paz. La acción tuvo éxito y ese año se firmó una alianza, con ello los benimerines rompieron su alianza con Castilla y saquearon las tierras de Sevilla, Carmona, Écija y sometieron a asedio a Jerez. Ese mismo año, Granada también firmaría una alianza con la corona de Aragón.
Con la muerte de Abu Yusuf en 1286 le sucedió su hijo Abu Yaqub quien devolvió las plazas conquistadas a Mohammed II salvo Algeciras, Tarifa y Ronda, y firmó la paz con Castilla. Paralelamente, en 1291 Jaime II de Aragón pone fin a la enemistad con Castilla y firma el Tratado de Monteagudo que garantizaba seguir la guerra contra los musulmanes, y en el cual se acordó el matrimonio de Jaime II de Aragón e Isabel de Castilla, hija de Sancho IV de Castilla, que moriría poco después, lo que provocó que se rompiera la frágil alianza entre los dos principales reinos cristianos de la Península Ibérica. La situación también cambia nuevamente cuando los benimerines rompieron la tregua con Castilla, llevando a Sancho IV y Mohammed II a firmar una nueva alianza por el deseo del granadino de obtener las plazas en el Estrecho en manos norteafricanas. Sin embargo, cuando las tropas castellanas toman Tarifa en 1292, el rey Sancho IV se niega a ceder la plaza a los nazaríes; esto llevaría a Mohammed II a firmar la paz con los meriníes en el año 1295. A su vez, los meriníes, apoyados por el infante Juan de Castilla que se hallaba en rebeldía contra su hermano Sancho IV, asedian Tarifa en 1294, defendida por Guzmán el Bueno, pero fracasan en el intento.
Aprovechando la minoría de edad de Fernando IV, sucesor de Sancho IV, el monarca nazarí realiza negociaciones diplomáticas para oponerse al reino de Castilla: la paz con los benimerines le permitió recuperar las plazas de Algeciras y Ronda, a lo que le siguió una alianza con Aragón en 1296, justo cuando el rey conquistaba el reino de Murcia, aprovechando la crisis entre el rey castellano y los regentes. Mohammed II aprovecharía la coyuntura para iniciar una guerra fronteriza entre 1295 y 1303 y renovar la alianza con Aragón en 1299, con lo que el poder nazarí acorralaría a Castilla, con su alianza con Aragón y con los benimerines. Pero la expansión aragonesa por el reino de Murcia (1296-1300) no sentó bien en Granada pues temían verse rodeados por dos vecinos cristianos poderosos, lo que lleva infructuosamente a los nazaríes a intentar romper la tregua, que se renovaría en 1302 ante la presión aragonesa.
Con la muerte de Mohammed II ese mismo año, sube al trono su hijo Mohammed III, dando un giro importante a la política exterior granadina, quien sin previo aviso firmó un nuevo tratado con Castilla en 1303, lo que le convertía en vasallo del rey Fernando IV, y rompiendo definitivamente con Aragón cuando ordena una razzia en 1304 que llegó hasta el sur de Valencia. Dos años después emprendió la conquista de Ceuta, bajo el poder merení, e intervino en los asuntos norteafricanos cuando, a la muerte de Abu Yaqub en 1307, envió al príncipe benemerín Utmán ben Abi-l-Ula para luchar por el trono de Marrakech. Al mismo tiempo las coronas de Castilla y Aragón acordaban la paz en el conflicto por Murcia en la Sentencia Arbitral de Torrellas en 1304 y el Tratado de Elche en 1305, por lo que dejaban en una posición delicada al reino de Granada que además se enfrentaba al descontento interno.
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En 1306, el reino nazarí, bajo el reinado de Mohammed III intenta de nuevo la conquista de Ceuta |
En 1308, los reinos de Castilla y Aragón acordaron en el Tratado de Alcalá de Henares iniciar la guerra contra Granada, comenzando con el ataque a las plazas de Algeciras y Gibraltar, mientras que los aragoneses conquistarían la ciudad de Almería. Un año después, mediante el Tratado de Fez, se unió a esta coalición el sultán benimerín, interesado en recuperar Ceuta, objetivo que se materializaría en el Tratado de Barcelona ese mismo año; mientras la flota aragonesa de Jaime II atacaba Almería, los meriníes recuperaban Ceuta, que se había rebelado contra el gobierno nazarí, también con el apoyo naval aragonés, en la que se conoce como la Batalla de Ceuta (1309).
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La Batalla de Ceuta en 1309 llevó a una alianza entre aragoneses y mereníes para arrebatar el control de Ceuta a los nazaríes |
Esta situación vulnerable en las fronteras nazaríes hizo que una facción nobiliaria destronara a Mohammed III y proclamara a su hermanastro Nasr I nuevo rey de Granada (llevando con su entronización una nueva rama de la familia nazarí) quien rápidamente se puso en contacto con los meriníes con los que concretó la paz, reconociendo la toma de Ceuta a cambio de la devolución de Ronda y Algeciras, todavía bajo asedio cristiano. La ruptura del acuerdo tripartito hizo que fracasaran tanto el asedio a Almería como de Algeciras (el infante Juan de Castilla desertó del asedio por disputas con su sobrino, el rey), que fueron levantados en 1310 pero no obstante, los castellanos pudieron tomar Gibraltar.
La Tregua de 1310 significó la paz entre los contendientes, asegurando la soberanía nazarí sobre Algeciras y Ronda, pero obligando a Granada a pagar 11.000 doblas en concepto de parias y devolver algunas plazas en la frontera jiennense. Esta tregua generaría el descontento entre ciertas facciones nobiliarias nazaríes, encabezadas por el arraez de Málaga, Faray, para entronizar a Ismail I en1314, sobrino del depuesto Mohammed III. Los castellanos intervinieron en favor del destronado Nasr I, refugiado en Guadix, con lo que la tregua se vió rota. Los castellanos, dirigidos por el infante Pedro de Castilla, tutor del rey Alfonso XI que era menor de edad, emprenden una campaña en la frontera del Reino de Jaén logrando tomar varias plazas como Cambil (1316) y Belmez de la Moraleda en 1317. Por su parte, Ismail I contaba con la ayuda de Yahya ben al Azafi, señor de Ceuta, que logró derrotar a una escuadra castellana en 1316 y sitiar Gibraltar en 1317, aunque sin lograr tomarla.
Sin embargo el avance cristiano se frenó con la derrota en la Vega de Granada en 1319 donde perdieron la vida los infantes Pedro y su tío Juan de Castilla. Con la tregua de 1321 con Aragón y Castilla, Ismail I pudo recuperar algunas plazas como Huéscar, Orce y Galera y tomar Martos en 1325, año en que moriría asesinado, y al que sucedería su hijo Mohammed IV, con tan sólo doce años de edad.
En Castilla, el rey Alfonso XI de Castilla había alcanzado la mayoría de edad, y comienza una campaña expansiva contra Granada que le llevó a capturar las plazas de Olvera, Torre Alháquime y Pruna. Esto obliga a los nazaríes a solicitar la ayuda de los benimerines que desembarcan en 1328, tras ocupar Ceuta, obteniendo Algeciras, Ronda y Marbella como posesiones en 1329. Por su parte, Castilla obtiene la ayuda del rey aragonés Alfonso IV, que facilitó la conquista de la zona de la serranía de Ronda tras la batalla de Teba. Finalmente la campaña terminará con la Tregua de 1331 entre Castilla y Granada, por la que esta última se comprometía al pago de 12.000 doblas de parias anuales.
En la etapa final de la batalla del Estrecho (1331-1350), tras la muerte del sultán merení Abu Said Uthman II, Abd al-Malik, decide emprender en 1332 la guerra contra los reinos cristianos, mientras que los nazaríes atacan la frontera castellana en Jaén y Murcia. El mayor éxito de los benimarines fue la toma de Gibraltar en 1333, mal defendida y que se convirtió en la plaza fuerte de los norteafricanos. No obstante los problemas internos en Granada favorecieron las intrigas de los Abu l-Ula, temerosos del creciente poder benimerín en el reino nazarí, asesinando Muhammed IV en 1333 y sustituyéndole por su hermano Yusuf I.
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Gibraltar, durante el siglo XIV, fue asediada y conquistada en varias ocasiones tanto por cristianos como musulmanes |
En 1338, tras expirar la tregua firmada con Castilla y Aragón en 1333, las fuerzas meriníes lideradas por Abd al-Malik desembarcaron nuevamente, saqueando las tierras de Jerez, Lebrija y Sevilla. Sería aquí donde el caudillo norteafricano encontró la muerte frente a las tropas dirigidas por el maestre de Alcántara Gonzalo Martínez de Oviedo. Pero el éxito castellano fue contrarrestado con la victoria naval de los benimerines en 1340 sobre la flota castellana dirigida por almirante mayor de la mar Alonso Jofre Tenorio, que murió en la batalla. Deseoso de conquistar Tarifa y derrotar a los castellanos, el sultán Abu al-Hasan Ali pasó el Estrecho con su ejército y comenzó el cerco de Tarifa. Por su parte, el ejército cristiano (compuesto por tropas castellanas y portuguesas) obligarían a los meriníes a presentar batalla cerca de Tarifa, en la conocida como Batalla del Salado, lo que supuso el triunfo definitivo de Alfonso XI de Castilla sobre las tropas norteafricanas que se retiraron a sus bases, y permitió al rey castellano tomar en 1341 las poblaciones de Alcalá la Real, Rute, Priego de Córdoba y Benamejí ante las dificultades del reino nazarí para defenderlas.
Al año siguiente el rey Alfonso XI puso sitio a Algeciras y los nazaríes intentaron socorrer a la población, pero fueron vencidos en las riberas del río Palmones (1342), igual que los benimerines en la batalla naval cerca de Estepona. Finalmente en 1344 las tropas castellanas tomarán Algeciras, dejando a Gibraltar como único baluarte benimerín en la Península. En 1344 se acuerda una tregua por diez años entre Castilla, Granada y los benimerines. Yusuf I se comprometía a pagar 12.000 doblas de parias anuales. Un año más tarde se firmaría también la tregua entre Aragón y Granada.
Aunque Alfonso XI respetó la tregua hasta 1349, decidió tomar Gibraltar, a la que puso sitio en verano pero el avance de la Peste Negra por Europa alcanzó el campamento cristiano en el que falleció el rey. Gibraltar quedaba como único baluarte benimerín en la Península Ibérica hasta su caída en poder granadino en 1374.
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