Puerta de Buenaventura (Bab al-Jawja)

La Puerta de Buenaventura o Bab al-Jawja se conserva en
parte en el interior de la librería Proteo, en la C/Puerta de
Buenaventura 3, en Málaga
En el siglo XIII se acometió una importante reforma en todo el recinto de la muralla de la medina de Málaga; al frente de estas obras estaba Abd Zannun, quien hizo construir otros muchos monumentos dentro y fuera de Málaga.

Hizo construir una nueva puerta en el lienzo de muralla, delante de la puerta de Granada o Fontanilla, restauró la Bab al Riwah o Puerta de los Vientos y al parecer amplió la Bab al-Jawja o Puerta de Buenaventura. Esta última puerta debió de ser muy conocida entre vecinos y transeúntes pues aparece reflejada en diversas fuentes de la época. Abd Zannun reforzó las dos torres con hormigón de tapial, rematando las esquinas con ladrillo y las macizó el interior, pasando de redondas a ser rectangulares, dándoles un aspecto más imponente desde el exterior, más defensivo. Un centinela podía estar alerta tanto de día como de noche desde el aposento que se construyó sobre el arco. Quedaba también un paso de ronda para que a pie o a caballo, una patrulla vigilase el cerco de la ciudad. Así mismo, había otro pasillo o camino de ronda en el interior de la muralla, reconocible hoy en el trazado angosto y curvo de las calles Muro de San Julián y Muro de las Comendadoras. Puertas y postigos eran los puntos penetrables del cinturón de la ciudad, y por tanto más vulnerables. Esta cerca de altos muros estaba jalonada de torres y a menudo almenas.

Puerta de Buenaventura en el interior de la librería Proteo,
donde se puede observar como se construyó con tapial
y que en 1860 aún se conservaba.

Frente a la muralla principal estaba la barbacana, una segunda línea de amurallamiento exterior, con carácter disuasorio y de menor altura; el paso de la barbacana a la Bab al-Jawja se hacía a través de un portón que, por seguridad, estaba un tanto desplazado de la puerta.

Fuera de la barbacana, un puente sorteaba el foso que rodeaba toda la cerca siguiendo lo que hoy son las calles Álamos y Carretería. El entorno de la puerta, tanto intramuros como a extramuros estaba despejado y libre de construcciones, dejando una explanada en el exterior, donde se reunían viajeros y mercaderes. En el interior una plazoleta recibía al viajero, antes de sumergirse en el entramado de estrechas calles de la ciudad nazarí.

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